Los hábitos de sueño y alimentación, se ven afectados en los procesos de adaptación y en especial en la cuarentena, ya que los horarios y rutinas de todas las casas, han tenido variaciones. Mientras los niños se ajustan, es común que algunos coman más, coman menos, se despierten en la noche, les cueste conciliar el sueño.
Involucrar a los niños en la preparación de los alimentos, es una experiencia multisensorial. ¡Qué cocinar en familia sea toda una aventura! Y que comer juntos, sea una oportunidad para compartir mucho más que alimentos. Los snacks que ofrecemos en el día, son una oportunidad para ofrecer combinación balanceada de alimentos y como la tendencia es a estar en actividades más sedentarias, que la observación que hacemos de la forma como comen los niños en las comidas principales, guie en la cantidad de alimentos que ofrecemos en los snacks.
Lo ideal es poder mantener la rutina y el horario de acostada… O mejor aún, establecerlo si por el corre-corre no lo habíamos logrado. Así estamos contribuyendo a que nuestros hijos crezcan sanos, fuertes y sobre todo con mejor salud mental. La deprivación de sueño, es una de las principales causas de problemas de comportamiento en los niños y en sus padres. Si ellos están irritables, nosotros también lo estaremos y la calidad de vida familiar se verá deteriorada.
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