Nombrar, expresar emociones y entrenamiento en solución de problemas
Para favorecer la regulación emocional, es muy importante:
Poner en palabras lo que como adultos pensemos que puedan estar sintiendo y de forma empática mostrar una posible alternativa de solución. Esto les permite el reconocimiento de sus propias emociones, así como la posibilidad de expresar en situaciones futuras lo que piensan y sienten de forma adecuada. Por ejemplo, “yo sé que estás enojada porque quieres el control, pero los niños no juegan con el control. Puedes jugar con tu muñeca”.
Expresar verbalmente cuando como adultos sentimos una emoción y cuál es la solución que podemos implementar, pues estamos dando el modelo y ellos se identifican con nosotros. Por ejemplo, “estoy enojado, porque no funciona el internet y debo mandar un correo. Voy a intentar conectarme con el celular y ya voy a llamar a la empresa de internet, para encontrar una solución”.
Es normal sentir miedo en esta situación de incertidumbre y por eso es importante abordar el tema, sin saturarlos de información y sin comentarios abrumadores o desesperanzadores. Como adultos somos nosotros quienes podemos mostrarles como hay una luz de esperanza, si todos ponemos de nuestra parte y nos hacemos más humanos.
“El ejemplo es la orden silenciosa” y por eso solo nuestro comportamiento es lo que les enseña a los niños que sentir las emociones está bien, que hay que ponerles nombre, que hay que dejarlas pasar y que hay que entrenarnos constantemente en la forma como las expresamos, para no herir a otros o a nosotros mismos con la forma como reaccionamos.
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